sábado, 27 de agosto de 2011

Las Esquinas (Sueño del 12 de Junio)

¿Qué estoy viendo en realidad?
Lo primero que recuerdo es haber visto a Diego, de pie, sonriendo, sin decir palabra alguna. Haberlo visto es lo único que recuerdo antes de imaginar que iba a clases de Neurociencias II, en la Facultad de Psicología. Me parece que pasé por el lado de Diego sin saludarlo porque estaba apurado y que entré de frente al salón. Mónica nos da la clase, sin sobresaltos, y acabamos temprano. 
En la puerta me están esperando Marco y su amigo, que se parecen físicamente y que se están riendo al unísono. En realidad, estoy asombrado de lo mucho que se parecen: como dos gemelos distintos solo por ligeros detalles. Me excuso con Marco por no conseguirle un libro que me pidió prestado hace tiempo, y en realidad es eso lo que le estoy dando: una excusa sencilla. Él me cree y con eso me siento aliviado aunque solo en parte.
Entonces decido seguirlos, y del patio de la Facultad nos trasladamos sin advertirlo al Parque del Frontón, allá en mi ciudad natal, Cayaltí. Nos encontramos con una amiga de Marco y entre sus dos amigos comienzan a perseguirse y juegan a dispararse de mentira. Él le dispara y ella le dispara a él; y con cada disparo me pongo más ansioso porque pienso que en algún momento el juego imaginario se les puede ir de las manos. Sin embargo, estoy alegre de verlos jugar, y por eso tomo con buen humor el seguir a Marco detrás de unos árboles medianos, justo los que están en la siguiente esquina, la más cercana a nosotros. Allí, Marco me dice algo que no recuerdo y yo le respondo convencido que somos primos y que no podemos sostener una relación.
De repente, Marco desaparece, y en su lugar aparece Pedro. Pedro se queja de que le han robado su bicicleta en un concurso y mientras me lo cuenta, avanzamos hacia la siguiente esquina. En esa esquina, hay una casa, de la cual sale mi difunta abuela a recibirnos. Se ve bastante joven, robusta, se ha pintado el cabello, y pienso que si la veo así es porque debo estar imaginándomela: soy consciente de que ha fallecido. Le comento que a Pedro le han robado su bicicleta y nos dice algo que nos pone de buen humor. Decidimos entonces seguir adelante.
En ese instante, Pedro se vuelve a transformar en Marco y me acompaña hasta la última esquina, que está ubicada al mismo tiempo en el patio de la Facultad de Psicología. En esa esquina, hay un laboratorio de Neurociencias II al cual debo asistir en ese momento. Al entrar, veo que el laboratorio es un salón pequeño implementado con computadoras y una pantalla para el proyector; la profesora está en el centro y mis compañeros están agrupados por mesas porque no hay suficientes computadoras para todos. Pero todos, en realidad, ya estaban ahí desde temprano y solo yo había llegado tarde por haberme distraído.  Me tengo que excusar por haber llegado tarde, aunque no recuerdo haber necesitado explicar el porqué.
"No recuerdo haber necesitado explicar el porqué"
Rosa sostiene en sus manos una copia del sílabo del curso, que se titula (sic) "Harvard Bilingual Programme" y que ya todos han recibido. Me acerco a las mesas, veo que las de adelante estas repletas y que los grupos no están conformados por un número fijo, sino que en algunos hay dos personas y en otros tres, lo cual me pone muy ansioso; finalmente, escojo la del final porque tiene un sitio vacío. Recuerdo que primero jalo la silla, me siento y luego le pregunto a una chica que me ha estado dando la espalda si puedo integrarme a su grupo. Ella no me responde a los ojos, sino que mira mi silla junto a la suya y nota que en realidad ya me he acoplado, como dudosa de lo obvio que podría resultar mi pregunta en ese momento
Mis compañeros están haciendo una tarea y yo estoy desubicado porque falté la clase anterior. Prendo la computadora para hacer el trabajo de hoy, y me toca compartir la máquina con Víctor. Iniciamos sesión en Internet y nos damos con la situación de que en cualquier momento se podría abrir una página pornográfica. Yo tengo el mouse y se supone que debo tratar de movernos a otra dirección ni bien se descuelgue el servidor, pero me preocupa más no ser lo suficientemente rápido para evitarnos un momento embarazoso. Dudo en dejarlo.
Mientras ese problema se soluciona, me olvido de él y me fijo mejor en el resto de mi grupo. Dos chicas de ciclos anteriores comparten la clase con nosotros. La primera tiene lentes rojizos, pelo corto castaño y es de tez blanca. La segunda tiene muchas pecas en el rostro; es bronceada y rubia; tiene una sonrisa infantil y una mirada hechicera inconfundible. También está en el grupo un tipo feo, cuyo rostro no me atrevo  a mirar en el sueño.
En eso, la profesora advierte que alguien se ha tirado un gas; lo que despierta su ira y rompe totalmente nuestra concentración. Sin embargo, rápidamente un alumno vestido de azul obscuro casi negro asume su responsabilidad. Me fijo en que solo sus manos y su rostro están descubiertos, y se ve rosado de la vergüenza. De alguna manera, el problema pasa.

No seas un Cuadrado!
Finalmente, la profesora nos da plumones para pizarra acrílica y nos encarga una nueva tarea. Yo le propongo a mi grupo que utilicemos un mapa conceptual. Aparentemente eso es lo que hacemos. El sueño concluye cuando discutimos en el laboratorio junto a la profesora los dos conceptos sobre los que ha versado el trabajo. Solo recuerdo que uno de ellos podía ser la categoría "Material", del otro solo recuerdo que de alguna manera era su antónimo u opuesto. Lo recordaba cuando me desperté, pero ya lo he olvidado. Cuando los dos conceptos estuvieron claros y todos los elementos del ejercicio fueron categorizados a partir de ellos, la clase se dio por concluida y el sueño también acabó...

No hay comentarios: