viernes, 1 de abril de 2011

Condición Inevitable

Y ahí lo tienen, sosteniendo la mirada en un punto fijo;
Allá, en ese lugar al que se cansa de llamar
El horizonte de sus posibilidades.
Tal punto no existe, señores, y él solo quiere apartar la vista.
Pregúntele, ¿qué es lo que no quiere ver?
¿Será que es sensible a la luz del Sol, a la luz de los altos astros?
Ay, si él pudiera se quedaría ciego contemplando las estrellas…


Pero lo cierto es que los mediocres no aborrecen la luz,
Sino las sombras, la proyección de su propia obscuridad.
Éste egocéntrico cree que su sola sombra
Cubrirá la faz de la tierra, y que el resto, entonces,
Solo entonces,
Le sostendrán la mirada hasta dejarlo desnudo. 


Desvestido e indefenso los seducirá hasta colmarlos,
Como una ola gigante que inunda el vacío.
Los demás no sabrán, no. ¡Qué podrían saber!
Y es que esos platos tan deliciosos que se llevan a la boca
Son las bocas fritas de otro bocado curioso,
Otro de esos que vienen con las manitas amarradas
A preguntarle en qué tanto piensa. 



En que nuestra condición es inevitable, suelo decir... 
Y los cubre una sombra inmensa.