sábado, 28 de junio de 2008

Apología de la Escritura

Escribir un blog puede ser desalentador si tienes la convicción de que serán pocos los que lean lo que escribes. Me parece que ese es un temor muy natural. Un temor que, a la larga, puede llevarte a no publicar nada por mucho tiempo. Un temor que, sin ser tan explícito, hace que pierdas el interés y seas capaz de crear un blog y dejarlo vacío por meses sin decidirte a escribir siquiera una presentación. Tantos meses que el sitio web empieza a pensar que eres una especie de spam y le pone restricciones a tu cuenta. Restricciones que, finalmente, actúan de una forma misteriosa en ti y te predisponen de buen modo a querer escribir.

Alguien podría decir que debí cerrar esta cuenta si no la iba a usar, pero no creo que eso hubiera sido el problema de fondo. Lo que a mí me preocupaba era si debía o no publicar lo que escribía ¿cuál era el sentido de hacerlo? Quizás Franz Kafka se preguntaba lo mismo cuando le pidió a un amigo cercano que, una vez muerto él, se encargara de quemar todos sus escritos. Sin embargo, yo no soy Kafka y tampoco tengo que actuar como él.

Decidí que este blog se llamaría « Mi país inventado » porque ese título tenía la flexibilidad necesaria para que yo pudiera tocar los temas que quisiera. Es el título de una novela de Isabel Allende en la que, con una prosa envidiable, la escritora describe al Chile de su juventud como a una realidad que solo estuvo para ella y que quizá solo en su experiencia tomaba sentido. « Mi país inventado » también puede ser, por extensión, la novela que cada uno puede esbozar sobre su propio país y la forma en que adquiere un carácter único e irrepetible en la conciencia de las personas ...