sábado, 27 de agosto de 2011

El Mar (Sueño del 15 de Julio)

Este fue un sueño muy agradable en verdad, pero que ya no lo recuerdo con precisión. Aparentemente surgió allá en una remota escena familiar. Me encontraba en una casa que no era la mía, recibiendo a mis primas que habían llegado a una boda. En un momento determinado yo me separo de ese grupo y sigo a dos chicos desconocidos porque habíamos sido escogidos para visitar una novedosa infraestructura que estaba en boca de todos en la ciudad. Caminando hacía allá, converso con uno de ellos y me doy cuenta de que es muy talentoso, casi un Alter Ego de mi mismo. Conversábamos y reíamos, lo que hizo llevadero el trayecto. Era de noche cuando llegamos al puerto y vimos que llegar hasta nuestro destino implicaba cruzar un puente en forma de L.



Yo me entusiasmé al descubrir que había estado en una de esas infraestructuras, la adyacente a nuestro destino. Sin embargo, no llegamos a cruzar el puente porque un chico y una chica nos convencieron de quedarnos; y transformaron el puente en una pendiente cuya punta se elevaba en el cielo y cuyo otro extremo yacía en el fondo del mar. Todos tuvimos que entrar en el agua y el más animado parecía ser mi Alter Ego. Nos subíamos y nos dejábamos deslizar hacia el agua. El mar, por otro lado, no estaba calmado y se movía imponentemente, haciéndonos sentir anonadados. En un momento determinado, la punta del puente empezó a moverse y a dar vueltas en círculos en el aire. Era grandioso ver tal infraestructura desplazarse con fuerza en medio de una marea que era cada vez más fuerte. Luego, el mar nos devoró a todos y, allí en la obscuridad recordé que no sabía nadar...


En ese instante me desperté, pero me sentía muy bien porque seguía ensoñado y mientras había durado el sueño en ningún momento había reparado en todos los peligros que me había echado en la espalda. Reparé en que era de noche, en que las aguas estaban intranquilas, incluso en lo que implicaba nadar sin saber nadar; mientras soñaba, en cambio, nada de eso me importó. Olvidé pronto lo que había pasado antes de la primera ceremonia y el motivo de las dos celebraciones a las que aludí indirectamente. Me inquietaba más bien el hecho de haber llegado tan lejos y la sensación haber vivido sin restricciones ni preocupaciones, siendo sumergido en el mar insondable y en la obscuridad. ¿Qué puede pensar uno al respecto? Curiosamente me pareció que cualesquiera fueran las conclusiones a las que arribara, esa sensación tan íntima de satisfacción se iba a quedar conmigo, sumergiéndose cada vez más y llevándome consigo. 

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