Cuando la señorita que atiende en la entrada del CCPUCP me preguntó ¿de qué exposición me está hablando, joven?, me di cuenta de que los imprevistos pero previsibles problemas de los que yo hablaba hace un rato ya estaban aquí. Así que reformule mi pregunta y esta vez fui más específico. Vine a ver la exposición de Pasaporte para un Artista. La señorita me miró desconcertada y me dijo que la muestra estuvo hasta el siete nomás. Tan pronto como escuché eso, le di las gracias y salí lo más rápido posible, no quería darle tiempo para que su cabeza mutara y se volviera otro alf inquisitivo que, con el mismo tono con el que me preguntó de qué exposición me está usted hablando, me iba a decir Ya ve, alf siempre tiene la razón.
Afuera estaba Alf. Lo vi e incliné la cabeza, como queriendo darle a entender que algo había salido mal, con el gesto que hacen los actores de las películas dramáticas cuando parecía que las cosas no podían empeorar más pero empeoraban. ¿Qué fué?, me preguntó. La muestra ya no está, le dije. No preví su reacción: aparentemente a Alf tampoco le gustaba tener la razón cuando había pronosticado algo malo, por lo que no reparo en reproches y me preguntó ¿y qué vamos a hacer ahora? No te preocupes, le respondí, la profesora dijo que por aquí cerca habían otras galerías. ¿Pero dónde es cerca? No sé, voy a preguntar. Dentro del CCPUCP, me recibió la misma señorita de hace un rato. Disculpe, le dije. Sí, dígame, me respondió. Le pregunté donde había otr galería cerca como quien pregunta por un locutorio. Ay, no sé, joven, me dijo, pero adentro tal vez alguien le de razón. Mientras me dirigía a la librería del Centro Cultural a preguntar por las galerías, voltee un segundo nomás para volver a ver a la señorita: su cabeza seguía igual y tenía una bonita gorra en la que no me había fijado. Sonreí. Pero en la librería nadie sabía donde había otra galería, es posible que hasta no supieran que Pasaporte para un Artista ya había pasado. De modo que salí del Centro Cultural bastante reconfortado de saber que las personas no somos perfectas y atisbando en sueños incluso algo así como un mundo sin competencia,un ideal primitivista que como sueño siempre es aconsejable para combatir el estrés.
Afuera encontré otra vez a Alf. Le dije que nadie sabía donde había otra galería, pero le propuse que camináramos hacia el Óvalo Gutiérrez y que en el camino preguntáramos. Es curioso que tan solo media cuadra más allá, en una tienda de ropa deportiva de Adidas, el administrador si supiera que entre esa tienda y el Centro Cultural habían dos galerías. Una de ellas era Enlace. No parecía una galería porque tenía un aparcamiento bastante espacioso y además había un hombre de negro haciendo guardia. Ese nombre parece un cliché pero es que de verdad estaba vestido de negro y no creo que portara un arma, por lo que no podía decir que fuera un policía, o un agente secreto o algo así. El hombre de negro fue muy educado cuando se apresuró a abrirle la puerta a dos simples estudiantes como nosotros. En la recepción una señorita muy amable nos preguntó si éramos estudiantes de arte. No, le respondimos con pena. Ella era una de esas personas a las que te da ganas de decirles algo que las haga felices. Antes de que pasáramos a ver la exposición, nos dio un folleto. Le pregunté si podíamos tomar fotos y dijo que sí. La atención me llamó más la tención que la exposición, pero supongo que ese tipo de atención es fundamental para que te conectes más rápido con lo que vas a ver. En pocas palabras, un ambiente con buena vibra lo es todo.
Exposición nº1: "Mamá, no me des de Comer" o tal vez "Mi niña no Come", whatever xDAfuera estaba Alf. Lo vi e incliné la cabeza, como queriendo darle a entender que algo había salido mal, con el gesto que hacen los actores de las películas dramáticas cuando parecía que las cosas no podían empeorar más pero empeoraban. ¿Qué fué?, me preguntó. La muestra ya no está, le dije. No preví su reacción: aparentemente a Alf tampoco le gustaba tener la razón cuando había pronosticado algo malo, por lo que no reparo en reproches y me preguntó ¿y qué vamos a hacer ahora? No te preocupes, le respondí, la profesora dijo que por aquí cerca habían otras galerías. ¿Pero dónde es cerca? No sé, voy a preguntar. Dentro del CCPUCP, me recibió la misma señorita de hace un rato. Disculpe, le dije. Sí, dígame, me respondió. Le pregunté donde había otr galería cerca como quien pregunta por un locutorio. Ay, no sé, joven, me dijo, pero adentro tal vez alguien le de razón. Mientras me dirigía a la librería del Centro Cultural a preguntar por las galerías, voltee un segundo nomás para volver a ver a la señorita: su cabeza seguía igual y tenía una bonita gorra en la que no me había fijado. Sonreí. Pero en la librería nadie sabía donde había otra galería, es posible que hasta no supieran que Pasaporte para un Artista ya había pasado. De modo que salí del Centro Cultural bastante reconfortado de saber que las personas no somos perfectas y atisbando en sueños incluso algo así como un mundo sin competencia,un ideal primitivista que como sueño siempre es aconsejable para combatir el estrés.
Afuera encontré otra vez a Alf. Le dije que nadie sabía donde había otra galería, pero le propuse que camináramos hacia el Óvalo Gutiérrez y que en el camino preguntáramos. Es curioso que tan solo media cuadra más allá, en una tienda de ropa deportiva de Adidas, el administrador si supiera que entre esa tienda y el Centro Cultural habían dos galerías. Una de ellas era Enlace. No parecía una galería porque tenía un aparcamiento bastante espacioso y además había un hombre de negro haciendo guardia. Ese nombre parece un cliché pero es que de verdad estaba vestido de negro y no creo que portara un arma, por lo que no podía decir que fuera un policía, o un agente secreto o algo así. El hombre de negro fue muy educado cuando se apresuró a abrirle la puerta a dos simples estudiantes como nosotros. En la recepción una señorita muy amable nos preguntó si éramos estudiantes de arte. No, le respondimos con pena. Ella era una de esas personas a las que te da ganas de decirles algo que las haga felices. Antes de que pasáramos a ver la exposición, nos dio un folleto. Le pregunté si podíamos tomar fotos y dijo que sí. La atención me llamó más la tención que la exposición, pero supongo que ese tipo de atención es fundamental para que te conectes más rápido con lo que vas a ver. En pocas palabras, un ambiente con buena vibra lo es todo.
En efecto, la lista que nos dio la profesora no solo estaba desactualizada con respecto a la muestra en el Centro Cultural, sino que además en la Galería Enlace ya habían cambiado de exposición. Yo no recordaba si la anterior se llamaba "Mamá, no me des de comer" o "Mi niña no come", pero el hecho es que lo que encontramos no tenía nada que ver con lo que yo me había imaginado.
Esta muestra de cuadros hechos con técnicas mixtas se llamaba Life Style. Los primeros cuadros no me llamaron la atención. Solo veía publicidad en blanco y negro de entre los sesentas u ochentas, en la cual los modelos paradójicamente eran más acusadamente rubios y de ojos azules que ahora. A esta publicidad reproducida en cuadros de 100 x 100 cm en promedio, el artista le lanzó artísticamente pintura. Claro, en el trabajo de investigación yo no podía poner simplemente eso, por lo que pasé muchos problemas tratando de darle aunque sea un sentido artístico a lo que había visto allí.
El cuadro que me gustó más fue uno donde una señora miraba amorosamente a un chiquillo con cabeza de cocodrilo. Se llamaba es duro vivir sin esperanzas y fue el primero que decidí usar para redactar mi trabajo de investigación. Al igual que los demás, también estaba bañado de pintura pero curiosamente la publicidad era a colores. El cuadro se llamaba Es duro vivir sin esperanzas. Le tomé un par de fotos y espero que a su creador no le moleste que suba una a este blog.

Esta muestra de cuadros hechos con técnicas mixtas se llamaba Life Style. Los primeros cuadros no me llamaron la atención. Solo veía publicidad en blanco y negro de entre los sesentas u ochentas, en la cual los modelos paradójicamente eran más acusadamente rubios y de ojos azules que ahora. A esta publicidad reproducida en cuadros de 100 x 100 cm en promedio, el artista le lanzó artísticamente pintura. Claro, en el trabajo de investigación yo no podía poner simplemente eso, por lo que pasé muchos problemas tratando de darle aunque sea un sentido artístico a lo que había visto allí.
El cuadro que me gustó más fue uno donde una señora miraba amorosamente a un chiquillo con cabeza de cocodrilo. Se llamaba es duro vivir sin esperanzas y fue el primero que decidí usar para redactar mi trabajo de investigación. Al igual que los demás, también estaba bañado de pintura pero curiosamente la publicidad era a colores. El cuadro se llamaba Es duro vivir sin esperanzas. Le tomé un par de fotos y espero que a su creador no le moleste que suba una a este blog.
No me gustaría que todo el esfuerzo que me tomó hacer un comentario sobre este cuatro fuera para que solamente la profesora lo lea, tal vez por eso es que he hecho este par de entradas, para que no solo se trate de reproducir el trabajo de investigación que presente, sino también para que se vea todo lo que significó hacer este trabajo, todo lo que estuvo detrás. A continuación el comentario, con unas convenientes modificicaciones:
"La escena de este cuadro me pareció muy conmovedora. La mujer que sonríe es encantadora y parece ser una madre ejemplar, por lo que resulta irónico que el pequeño que la observa tenga la cara de un ¿cocodrilo de peluche?.Podríamos alegar que el su diablillo y que por eso tiene un rosotro caricaturesco, pero eso no explica porqué el cuadro se llama Es tan duro vivir sin esperanzas. Luego de revisar varias veces las fotografías que tomé, me di cuenta de que tal vez esta escena era desalentadora precisamente porque era añorable. Una madre es esencial para el desarrollo emocional de un niño porque ella es la persona que se encarga de enseñarle ciertas cosas que le van a servir para que más adelante pueda valerse por sí mismo, como dicen los manuales de auto ayuda. Una madre debe estar junto a sus hijos en los momentos en los que ellos son seres curiosos que quieren saber y experimentarlo todo. Cuando Claudio Roncoli incluyó este cuadro en Life Style probablemente lo motivó la idea de que nuestras madres también son responsables de la estilización de nuestras vidas. Nos quisieron, nos cuidaron y nos acostumbraron a vivir protegidos, iniciándonos en estilos de vida específicos. Tal vez esta metáfora no sea solo sobre las madres, sino sobre el hogar en general, pero eso no cambia mucho las cosas.
En este trabajo, la pintura superpuesta al cuadro juega un papel importante: el de la memoria. Cuando uno evoca un recuerdo de la niñez o de una época memorable, nuestra mente la llena de color, lo que distingue los recuerdos más agradables de los que no tienen mayor relevancia. Como los recuerdos antiguos son borrosos, la pintura también está distribuida incongruentemente con las formas que busca resaltar. La cabeza de lagarto, luego de esta reflexión, deja de ser un detalle caricaturesco y se convierte ante nuestros ojos en una prueba contundente de que esta inocente criatura, que también sonríe conmovedoramente, desde pequeña era un ser condenado a vivir sin esperanzas porque el refugio que le daba su hogar lo atormentaría cuando tuviera que abandonarlo y enfrentarse con la realidad. En esta realidad actual, él se vislumbra como un ser anacrónico, donde la única protección que tiene son esos recuerdos coloridos que no nadie puede arrebatárselos ,pero que tampoco son suficientes como para que espere una vida mejor. Tal vez lo único que le quede sea vivir con estilo, como hace todo el mundo.

En este trabajo, la pintura superpuesta al cuadro juega un papel importante: el de la memoria. Cuando uno evoca un recuerdo de la niñez o de una época memorable, nuestra mente la llena de color, lo que distingue los recuerdos más agradables de los que no tienen mayor relevancia. Como los recuerdos antiguos son borrosos, la pintura también está distribuida incongruentemente con las formas que busca resaltar. La cabeza de lagarto, luego de esta reflexión, deja de ser un detalle caricaturesco y se convierte ante nuestros ojos en una prueba contundente de que esta inocente criatura, que también sonríe conmovedoramente, desde pequeña era un ser condenado a vivir sin esperanzas porque el refugio que le daba su hogar lo atormentaría cuando tuviera que abandonarlo y enfrentarse con la realidad. En esta realidad actual, él se vislumbra como un ser anacrónico, donde la única protección que tiene son esos recuerdos coloridos que no nadie puede arrebatárselos ,pero que tampoco son suficientes como para que espere una vida mejor. Tal vez lo único que le quede sea vivir con estilo, como hace todo el mundo.
2 comentarios:
Me hiciste recordar a la vez cuando quise ir a un tour por las galerias de Miraflores en la semana de Lima, tantos problemas, pense que solo me sucedia a mi.
Bueno, yo no he ido a esa expo, pero por lo que escribes, se ve interesante, pero yo a veces preferiria que los artistas se molestaran en profundizar las historias de los personajes que ellos crean, como el niño cocodrilo, claro, si es necesario, como Superchaco.
See ya!
Si, tienes razón. Visitar una galería no es tan fácil como parece jajaja
Pero creo que este recorrido fue muy inspirador para mí.
Trata de ir a verlas, esta y la de Artco. Ambas son muy buenas.
La de Artco incluye una pared con un cuento y el comentario que hace un periodista sobre la expo.
Los creadores probablemente no pongan un texto de ellos mismos porque quieren que la gente interprete lo que ve como mejor le parezca ^^
De todos modos, creo que me inspiré demasiado porque he hecho esta historia muy larga xD jajaja
la próxima vez mejor solo voy a decir: vayan a verla, está muy buena e incluyo una foto para dar una idea, no?
xD
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