lunes, 18 de julio de 2011

Soy un mal lector de Husserl y por eso tengo mi propia versión de él: Haserl.


¿Alguna vez han sentido que les cae bien un filósofo aunque no lo entiendan?, ¿alguna vez se han sentido mal por reducir su relación con un pensador a un vínculo meramente empático, por no poder siquiera ir más allá en la comprensión de su obra? Con Husserl me pasaba eso: me caía bien pero me costaba entender que esperaba de su lector o qué inquietud intelectual le motivaba a pensar y a escribir con ese estilo y esas ideas. La primera vez que leí su obra testamentaria, "La Crisis de las Ciencias Europeas y la Fenomenología Trascendental" fue allá por marzo del 2009...
Era yo en ese entonces un estudiante iluso que había decidido llevar el curso de Filosofía Contemporánea con la profesora Pepi Patrón a como diera lugar solo por un comentario inquietante de Santiago Roncagliolo. Él había dicho por ahí que ese era uno de los dos cursos que más recordaba con agrado de su paso por la universidad porque gracias a Patrón había conocido "los grandiosos giros del pensamiento filosófico en el último siglo".  Para mi fue como una revelación: yo no podía ser lo que sea que fuere a ser si no conocía LA filosofía contemporánea, al menos no sería como o mejor que Roncagliolo. Era no solo iluso entonces, sino doblemente iluso. Bueno, el hecho es que me obsesioné con la idea de llevarlo. 
Cuando el 2009 se abrió el curso de Filosofía Contemporánea con Pepi Patrón (luego de dos años y hasta ahora no se ha vuelto a abrir), fue el primero al que me inscribí y los demás cursos que llevaría debían acomodarse a ese. Es lo que he aprendido a llamar "El curso fijo", ese que no desbarata mi horario, no, sino que lo articula, le da sentido y horizonte, un curso no negociable. Todos los cursos de temas de la filosofía que he llevado han sido No Negociables. Ahora bien, qué conmovedor que era mi optimismo; y mis ganas de llevar un curso de filosofía eran elogiables, sí, pero ¿no era suicida comenzar por lo último de la filosofía? Yo sabía que sí, pero era una cuestión de "Ahora o Nunca": o me inscribía entonces o podía acabar llevándolo con cualquier otro profesor que no fuera una leyenda en vida (en la imaginación todo lo que brilla es mejor que el oro, ¿no les ha pasado?).  Yo definiría esa decisión como una decisión emocional, que no racional (probablemente a Nietzsche le habría agradado ese rasgo emocional de mi pensamiento). El punto finalmente es que lo hice.
Entonces ni bien comenzó el curso y tuve mi primera clase, me compré la selección de Textos, definí el color de resaltador para cada lectura (ya, tenía problemas, ¿quién no? no tener manías es aburrido) y empecé con la primera lectura (a la que le tocaba el resaltador rosado) y resulta que era nada más y nada menos que "La Crisis". Comencé con mal pie: ¿qué es esto de las ciencias europeas? No es que no supiera a qué se refería, es que para mí el euro-centrismo era poco menos que un delito intelectual, un acto de flagrante discriminación contra el resto del mundo (el oriente, el medio oriente, el sur occidente, el que estaba más al occidente de Europa, ¡el lejano Oeste!, etc, etc.) y escasez de miras. Dos años después todavía se puede ver una anotación al costado de "Ciencias Europeas": "¿?" 
Pero Husserl, en ese sentido, fue muy conciliador porque las primeras páginas de "La Crisis" no son sino una invitación a ver ese espíritu intelectual con otros ojos, bajo una nueva luz o quizás una vieja sombra: ¿si el positivismo ha sido tan exitoso, puede hablarse de una Crisis de las ciencias europeas?, ¿y puede formularse esta pregunta desde una disciplina no científica como la filosofía? Las concesiones que Husserl hace sobre el éxito de esas ciencias, orgullosamente europeas, son paradójicas: mientras más arriba la sitúan, más alta parece la caída cuando la realidad les corta las alas. La cruda realidad es que el positivismo intelectual decimonónico había reducido la ciencia  a mera ciencia de hechos, perdiendo de vista las preguntas realmente importantes para la existencia humana (sobre todo los problemas éticos de alcanzar una humanidad Auténtica), más aun cuando La Ciencia se había atribuido un papel importante dentro del devenir espiritual de la cultura europea y teniendo en cuenta el malestar cultural que lo atravesaba absolutamente todo (pensemos que Husserl decía esto en 1936, a punto de estallar la segunda guerra mundial y con la gran depresión a cuestas y con el totalitarismo como el panorama político más próximo). Siempre he pensado que "ser emocionalmente positivo" y "ser positivista" son cosas muy distintas, pero no es falso decir que un positivista es un ser emocionalmente positivo, casi en una actitud de negación de lo que verdaderamente está pasando allá afuera en el mundo. Husserl dirá:
"En nuestra indigencia vital- oímos decir- nada tiene esta ciencia que decirnos. Las cuestiones que excluye por principio son precisamente las más candentes para unos seres sometidos, en esta época desventurada, a mutaciones decisivas: las cuestiones relativas al sentido o sinsentido de esta entera existencia humana... cuestiones que afectan al hombre... en cuanto ser que es libre en sus posibilidades de configurarse a sí mismo en forma racional y de conformar no menos racionalmente su entorno... La mera ciencia de los cuerpos naturales no tiene nada que decirnos, puesto que ha hecho abstracción de todo lo subjetivo" (Crisis de..., p.6; editorial: Crítica, de Barcelona; año:1991). 
 Ahí fue cuando quedé conmovido, intrigado pero sobre todo conmovido. No era entonces una empatía cualquiera la que me llevaba a atender con buen oído lo que decía Edmund Husserl, sino esa sensación de estar oyendo a un gran sabio que hizo brotar como de la nada los temas de la elección racional, la responsabilidad de la conciencia, la libertad, el sentido de la existencia humana, o acaso el sinsentido de la misma... Fue muy fuerte. En realidad casi ya no se ven las letras de mi fotocopia porque además de resaltarlas con rosado también las subraye con un lapicero de tinta líquida negro; algunas palabras incluso dos veces, como Sentido, Historicidad y Verdadero. Un tema de emoción insisto y aquí está la prueba para poder pasar de este punto de una vez::

No en vano algunas imágenes valen como mil palabras
Lo de la crisis entonces lo había entendido. Incluso la crítica al euro-centrismo se había temperado porque Husserl básicamente quería decir que veía una vocación racional en su cultura, una responsabilidad en sí misma, y de mucho valor para toda la humanidad, lo que distaba de la mera categorización entre seres superiores y Untermenschen en que suele devenir el típico euro-centrismo. Se trataba entonces de cosas distintas. ¿Qué no había entendido entonces? pues si dividimos el título en dos (nuevamente el título) mi problema se aclara: "la crisis de las ciencias europeas" la tenía clara, pero eso de "Fenomenología Trascendental"como que... no, no y no. Y no se trata de dos cosas sin relación: la crisis de las ciencias europeas, según Husserl, se aprecia desde la FT y nos empujaría hacia a la FT. Aunque la Fenomenología, con sus postulados y su método, sigue siendo una interrogante para mí, tanto en ese entonces como hoy. 
Evidentemente, he aprendido muchas cosas desde ese entonces y no me siento tan perdido (la palabra es precisa, en serio) como cuando, al final de la segunda clase, le pregunté con una ingenuidad alarmante a la profesora qué significaba Télos ¡porque no había encontrado esa palabra en el DRAE! No sabía ni qué era Télos, figúrense: ¿qué podía decirse de mí entonces sino que estaba perdido? La profesora me agradeció que se lo preguntara por tratarse de un término tan básico y que, en su opinión, debió haber tenido el cuidado de explicar; para luego decirme que en griego significaba "Fin, finalidad", meta hacia la cual se mueve algo, etc. También me dijo que perdiera cuidado por el momento, que el primer autor que íbamos a tocar era Ludwig Wittgenstein (al que le tocaba el resaltador celeste), no Husserl. 
"Russell? Ah, Husserl! No se pronuncia en inglés: es un apellido alemán; se pronuncia "ju", Huserl, no Haserl"", recuerdo que me corrigió una vez. Pero, ¿cómo haría para conocer a ese Husserl y dejar atrás los tantos Haserl que he imaginado en el camino?


Haserl I

Mientras veíamos el programa positivista y luego el giro que operó Ludwig Wittgenstein al interior de ese mismo positivismo lingüístico hacia una filosofía remosada del lenguaje, se me ocurrió que una meditación radical debería esperar ponerse antes o al menos apuntando a algo previo al lenguaje mismo, en tanto el lenguaje no daba cuenta de todas nuestras experiencias. Así, durante la segunda semana de clases elaboré un panfleto pomposo al que decidí titular "Experiencia de la Experiencia". En él creo que sostenía que todo lo conocido e imaginable pasaba por la experiencia: que nosotros mismos éramos experiencias, una sobre otra, re-elaborándose y sesgando nuestra aproximación al mundo. En consecuencia, ninguna opinión auténtica sería sesgada y justifica las distintas vías de la experiencia religiosa, quizás la más acusada de sesgos y la que más quería proteger. 
Pensé que había descubierto la panacea universal: de esta experiencia de la experiencia y no de la caja del lenguaje debía partir la filosofía última. Pensaba además que si estaba equivocado de todos modos había escrito por fin algo tangible a lo cual denominar filosofía, dado que evidentemente el concepto de filosofía no era tan domesticable en comparación al ámbito que engloban otros cursos, mientras que al poseer ese panfleto tenía cierta estructura sobre la cual ir construyendo mi casa filosófica. Resolví la petición cartesiana de solidez definitiva a todo constructo teórico de una manera muy simplista: Descartes habría partido de la desconfianza, una actitud psicológica que impediría justamente el acercamiento al mundo y que bloquearía su comprensión, de manera análoga a como operaba la falta de fe en la asimilación del misterio de Dios. Por supuesto, la desconfianza era experiencia alzada contra la misma experiencia, como el ser un mamífero imposibilita al hombre de vivir en el fondo del mar y como el hablar un idioma te permite comprender o no la lengua de otra persona. La experiencia de la experiencia era la confirmación de una condena y al mismo tiempo de una posibilidad.
Lo curioso es que, recordándola hoy, luego de más de dos años de haberla escrito en los pasillos de la universidad, afuera del salón de filosofía y prácticamente hecha de un tirón hasta acabarla, no sabía lo mucho que se parecía al Escepticismo Psicologista: el movimiento en boga en la Academia contra el cual Husserl combatió conceptualmente después de haber sido el mismo uno de sus seguidores; como lo reconoce al citar este aforismo de Goethe, al inicio de sus Investigaciones Lógicas: "Contra nada somos más críticos que contra los errores que hemos abandonado" (IL, p.6; editorial: Herder; año: 1967). Pero no estaba consciente de que probablemente esto ya lo había pensado alguien antes (qué sé yo, un griego seguro) y de que pensar no era una competencia: si alguien ha reflexionado sobre el tema te ayuda a pensarlo, no te lo arrebata como a cualquier pertenencia. ¿Cómo lo entendí? En una experiencia ejemplar parecida a la del Télos: durante la tercera clase levanté la mano para participar y decir que una filosofía radical debía partir de algo anterior o versar sobre algo previo a la esfera del lenguaje. "Claro- me dijo la profesora- por eso luego de Wittgenstein vamos a estudiar a Husserl: su filosofía parte de la experiencia". El timbre sonó en ese preciso instante. Me dije: "he leído La Crisis pero no la he entendido bien. Sin embargo, he salido con ideas fascinantes y ahora parece que no eran mías: que lo mío era un plage inconsciente. ¡Esto es el colmo de la incomprensión!". Así que le atribuí esas ideas psicologistas al Haserl plagiado inconscientemente. Qué ironía que ese Haserl haya resultado ser una ironía... Se siente weird ser el creador de una equivocación metairónica, en fin... 

Haserl II 

Con mi orgullo filosofal enterrado me puse a leer a Husserl nuevamente. Con el paso del tiempo lago me fue quedando claro, que la lectura de la "Crisis..." tenía un eje clave: la crisis de las ciencias europeas (de las ciencias naturales, de las disciplinas humanísticas y de la psicología, de todas indistintamente) estaba relacionada al Mundo de la Vida como olvidado fundamento de todo quehacer científico. El relativismo o nihilismo, abismo junto al cual se movían tanto la ciencia como Europa entendida en un sentido espiritual, hacía que los pensadores miraran al cielo en busca de formas permanentes de las cuales sujetarse, olvidando que el asiento de todo conocimiento era el suelo mismo por el que transitaban junto a ese abismo: el Mundo de la Vida. Poniéndolo en términos metafóricos podríamos decir que Husserl no solo critica al inicio de la Crisis a los contempladores de las estrellas sino también a los sabios fascinados con el abismo: aquellos que juzgaban su proyecto de corte universalista pero que andaban pendientes por ver si descubría algo interesante, y es que de su éxito o fracaso todos se verían beneficiados. Pero, ¿En qué consistía ese proyecto universalista y que significaba afirmar que el Mundo de la Ciencia era el olvidado fundamento de la ciencia? El Haserl que brotó de esta nueva aproximación no era una proyección irónica como el anterior, sino un conglomerado confuso. Leyendo páginas de páginas que entendía a medias me topé con más simpáticos términos griegos además del clásico Télos que me hicieron la vida de cuadritos: praxis, eidética, apodíctico, teorética, antitética, por mor- ninguna aparecía en el DRAE-; sin mencionar combinaciones asombrosas: fenomenología trascendental, reducción eidética, ciencia apodíctica, formulación antitética, por mor de una resolución teleológica, and so on.
Sin embargo, una confusión extraordinaria para que sea efectiva necesita un elemento articulador. En este caso se trató del motivo empático: allá en el fondo del discurso de Husserl debía haber algo con lo que conectada, sin saber muy bien de qué se trataba. Era cosa entonces de seguir mi intuición filosofal y dejar en libertad a mis emociones para que, de entre ellas, brotara la emoción que daba cuenta exacta del pensamiento de Husserl. Así el segundo Haserl era un pensador muy motivado al que se accedía empatizando con la motivación que dio lugar a su pensamiento.
Asumí con tanta convicción la tesis motivacional que me peleé con los contempladores de los astros (esos insensibles positivistas), con los sabios que coqueteaban con el abismo (esos hipersensibles nihilistas) y a la sazón con los plagiadores inconscientes de Husserl (Heidegger y Sartre, comparando sus reflexiones a la de pensadores que los precedieron y en especial con Husserl para acusarlos de lo mismo que me había acusado a mí, para lo que no me faltaba de dónde agarrarme dicho sea de paso). En fin, este desastre debía llegar un día a colapsar por mi propio bien y ocurrió con motivo del examen parcial del curso… nada más y nada menos…
Como no tengo nada que hacer busqué mi examen parcial (saqué 15, 16 con recalificación) y lo voy a copiar para mostrarles (a todos, a solo unos cuantos y a nadie) el dramático rostro del segundo Haserl

¿En qué sentido habla Husserl de una crisis de las ciencias europeas?, ¿existe alguna relación entre esta crisis y “el Mundo de la Vida como olvidado fundamento de sentido” de las ciencias?
Mi respuesta fue más o menos la siguiente:
A modo de introducción a la respuesta de estas dos preguntas, me gustaría reflexionar brevemente sobre una expresión que Heidegger utiliza para calificar a la fenomenología en El Ser y El Tiempo.
(Me puse nervioso y taché eso: volví a empezar, con una vocación única para perder tiempo en detalles).
A modo de introducción a la respuesta de estas dos preguntas, me gustaría reflexionar brevemente sobre la expresión con la cual Heidegger trata de sintetizar lo más sustancial a la Fenomenología: ¡Hacia las cosas mismas! Yo diría que para una mejor exposición de lo que es la fenomenología y para una mayor comprensión del legado de Edmund Husserl deberíamos utilizar otro lema: ¡Hacia los sujetos mismos!
(¡INTERESANTE!, Anota la profesora).
En efecto, la problemática que aqueja al autor de la Crisis de las Ciencias Europeas y la F. Trascendental es que el sujeto parece haber sido olvidado en la fundamentación de una ciencia que a veces, ilusamente, se quiere pretender atemporal, no corporal y objetiva…
(Y objetivante, corrige la profesora).
Lo cual origina que en el camino esta ciencia positiva se olvide de que existe por y para el hombre, y que, en tanto producto humano, se ve mancillada- aunque no lo quiera- por la naturaleza de sus creadores. Sin embargo, la revalorización del sujeto, de los sujetos, de la intersubjetividad y de otras valoraciones que se desprenden de estas,
(Mundo de la Vida, añade la profesora)
No son una crítica corrosiva hacia las ciencias. Husserl aprecia los progresos y los éxitos de las ciencias naturales y de las disciplinas del espíritu, e inclusa acepta que por ello quienes lo atendían en sus reflexiones pudiéramos sentirnos extrañados del hecho de que fuera posible hablar de una crisis. Pero la crisis del sentido de las ciencia para los suejtos existía y el la expuso así: “la gente observa el malestar de la cultura y no sin razón lo relacionan con la ciencias en general, puesto que estas se han venido atribuyendo su progreso”.Algqui
Esta sensación es muy natural
(¿natural?, ¿No es histórico-cultural? Añade la profesora. Creo que yo hablaba de la sensación de malestar cultural actual y ella pensaba que hablaba de la sensación de ser-en-el-mundo o algo por el estilo. Nada que ver: yo tenía preparada una emoción que pugnaba por salir para descubrir mi Haserl profundo)
Y creo que incluso ahora muchos la percibimos. Cuando yo, por ejemplo, he venido desde mi casa a dar este examen he tenido que lidiar con el horroroso tráfico de la capital. Uno se ve atrapado entre la contaminación de las calles, entre gente que no  practica buenas costumbres de urbanidad y convivencia y, sobre todo, atrapados en el dilema de que estemos utilizando nuestra preciada energía para una estructuración social que no parece retribuirnos en estos mínimos aspectos algo de tranquilidad y paz para el espíritu.
(¿Cuál es aquí la crítica a la ciencia?, pregunta consternada la profesora. Lo mismo me pregunto yo…)
La otra cara de esta problemática es la falta de ética en ciertas prácticas cientícicas. Por ejemplo, ?oara averiguar si la presión psicológica incrementa el rendimiento de los estudiantes universitarios, podemos secuestrar a alguno de sus familiares y amenazarlo para que estudie más?, ¿podemos probar en ciertos pacientes con enfermedades terminales un veneno que luego nos será útil, si es que resulta efectivo, para acabar indirectamente  y sin que la población se dé cuenta con los maleantes, asesinos y demás?
(Para Husserl no es tanto una crisis de resultados, cuanto de los mismos fundamentos, concluye amablemente la profesora. Aún no me recupero de haber puesto estas cosas en ese examen... ay!)
Alguien que haya leído La Crisis puede estar espantado de cómo he relacionado Fenomenología con Ética, pero no ha sido adrede.
(No, en verdad, no. Desde el psicoanálisis podría decirse que mi estrés buscaba salir y mientras yo le habría la puerta a mis emociones dejé salir por ahí un poco de nocivo contenido reprimido)
Quiero desentrañar lo más profundo de la obra de Husserl.
(So sweet...)
 Ya no pienso seguir porque creo que ha quedado claro quién era el segundo Haserl. Curioso otra vez el que mis propios entreveros los proyecte en un personaje ficticio.El hecho es que se acabó el ciclo hace dos años. No fui el único que quedó con la sensación de que no sabía ni qué era la fenomenología ni cómo se hacía una Epojé. Todavía me encuentro con unas chicas con las que llevé el curso de Filo, K y S, y coincidimos con alegría en no haber entendido nada: la alegría de un no-saber radical, de la que hablaban los escépticos pirrónicos. 

Haserl III 
(¡No otra vez!)

Ojalá esta historia se hubiera acabado ahí, con esa imagen de tres adolescentes despreocupados de lo que no conocen. Lamentablemente a inicios de este año debí volver a ver a Husserl en el curso de Sistemas Psicológicos. Digo que lamentable porque evidentemente no hice sino fabricar a Haserl III. Este, sin duda, era el mejor camuflado. Creyendo que había aprendido algo de Fenomenología en mi curso de filosofía, decidí hacer un ensayo sobre Husserl. Obvio que confundía el "Ah, sí algo recuerdo" con el "Ah, sí, algo aprendí". Hice un ensayo sobre el escepticismo en la obra de Edmund Husserl y lo articulé con autores que sí conocía a fondo, como Pirro el escéptico y Descartes. 
Mi feje de práctica fue el que descubrió a Haserl III cuando al corregir el ensayo me dijo que mi análisis era muy interesante... pero que debí haber incluido fuentes directas. ¿Se puede hacer un ensayo sobre un filósofo sin leer su obra? En verdad solo había sacado referencias de las obras de Giovanni Reale y Jean François Lyotard. Ni siquiera una referencia a "La Crisis"- aunque nada bueno habría salido de eso-. Las escuetas líneas con que bosquejé la fenomenología de Husserl (en un ensayo de 13 páginas)  fueron nomás las siguientes: 

Para superar “los castillos en el aire y los constructos justificados solo aparentemente”, la fenomenología de Husserl despliega datos indudables que descansan sobre evidencias estables (Reale 2009ª, 273). Para alcanzarlos suspende el juicio sobre todo lo que no sea indubitablemente cierto o incontrovertible, de modo que alcance los datos que resisten a los reiterados ataques de la Epoché (Reale 2009ª, 273). En su Epoché hay una revalorización del método del pirronismo, aunque no para dejar suspendido al conocimiento, sino para intensificar su comprensión.
Y llega a plantear Husserl que “yo puedo dudar de la consistencia o de la misma existencia de este algo, pero que no podría dudar de la consciencia” (Reale 2009ª, 273). Al hacerlo descubre los modos típicos en que estas realidades se dan, es decir, son las esencias eidéticas. De modo que lo indubitable y sus modos de darse se yerguen apoyados en una actitud escéptica específica.
En otro plano, Husserl dirá que “esas esencias se aprehenden como objeto real de investigación si el inquisidor consigue una actitud desinteresada que lo libra de sus opiniones preconcebidas y sin dejarse arrastrarse por las banalidades o por lo obvio, sabrá ver y logrará describir lo universal por lo que un hecho es esto y no lo otro” (Reale 2009ª, 275). Es interesante que pudiera estar refiriéndose tanto a una cuestionable actitud de presunta imparcialidad o neutralidad, como a un estado de Ataraxia, de paz mental que le permite involucrarse con el mundo de una manera más natural.     
Me sentí aliviado de que el producto final fuera bueno, pues debía pasar página y pensar en otras cosas, como el examen final. Sin embargo, al sentarme a leer de nuevo la lectura de Lyotard volvían esos eternos desconocidos: la reducción eidética, la fenomenología trascendental, la Intencionalidad, el Mundo de la Vida, etc. 
Por costumbre cuando leía esos términos simplemente seguía adelante convencido de que no los iba a entender. Pero era la tercera vez que leía la misma lectura de Lyotard (una para el control de lectura, otra para mi ensayo, esta vez para mi examen) y en un momento que pasó desapercibido de repente entendí en qué consistía la ciencia eidética, luego lo que era volver a una actitud natural, después lo que implicaba una reducción eidética, el carácter intencional de la conciencia, en ese orden. Fue liberador pero a la vez alarmante que recién viniera a dar con el significado real de esos términos. 
Fue entonces cuando me pregunté: Si no sabía esto, ¿entonces qué era lo que se suponía que sabía todo este tiempo? Ahí caí en cuenta de la existencia del irónico Haserl I, el emocional Haserl II y el mozo Haserl III. Mi jefe de práctica me había recomendado que corrigiera mi ensayo para presentarlo en el coloquio de estudiantes en Octubre... pero yo no quería presentar un ensayo sobre Haserl. Así que solo tenía dos opciones moralmente aceptables: o no presentar nada o presentar un trabajo realmente sobre Husserl. Pero, ¿cómo leerlo sin volver a perderme?
"Russell? Ah, Husserl! No se pronuncia en inglés: es un apellido alemán; se pronuncia "ju", Huserl, no Haserl", recuerdo que me corrigió una vez mi profesora del curso de filosofía. Pero, ¿cómo haría para conocer a ese Husserl y dejar atrás los tantos Haserl que he imaginado en el camino? La respuesta es que a diferencia de lo que sucedía en ese momento, ahora tengo algo que es fundamental en esta tierra ancha y ajena que es la filosofía, además por supuesto del capital acumulado que representan todos mis errores y cada uno de mis Haserl: ¡un buen plan de lectura!

;)

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